Mujeres, lugares, fechas III
Publicado 2016-07-18
CONTINUACIÓN
Helga Patzsch: Berlín (Alemania). Verano 1975
Acaso ya por aquel entonces hubiere yo sabido de la existencia de las parientas rusas de mi paisano alcalaíno Fernando Macarro. En otros lugares quedan recogidas las secuencias literarias de mis, hasta ahora, cuatro viajes a la Unión Soviética, a partir de 1976. Pero aun así creo que todo ello es lo de menos. Lo de más es estar convencido de que a ciertas disposiciones de espíritu les hace falta poca, escasísima provocación para encontrarse engolfadas en los mares altos de la aventura, rotas las amarras de la rutina conformista y de la pereza del alma.
Probablemente tuvo que ser de ese modo; tuve que aducir, como principio, mi pretensión vaga de... encaminarme hacia Moscú cuando guarecido, encofrado en el habitáculo de mi Mercedes 200-D, me puse en camino desde mi casa de Alcalá de Henares, ya no sé si con el alba, un día de verano de 1975. Permítaseme referirme a ciertos detalles de nuestra historia social de aquella época. Antes de nada, recordar que el gran autócrata y anterior Jefe de Estado español todavía contaba con vida. Pero para sorpresa y beneplácito de algunos de nosotros, supongo que intelectuales curiosos y aperturizados, la política exterior que a la sazón dirigía el ministro don Gregorio López Bravo, había conseguido acuerdos bastante razonables, en lo que a eliminación de trabas burocráticas se refiere, con algún que otro país de detrás del Telón de Acero, por ejemplo y por todos, con la así llamada Alemania Democrática o DDR, y con Checoslovaquia. Se trataba de una de las típicas cuestiones, entre otras muchas, cuya comprensión, pasados algunos años, los suficientes, me sería a mí asequible para generar la adecuada dosis de perspectiva... Y según entiendo ahora, todo aquel amago de aperturismo y comunicación, todo aquel comienzo de compadreo entre los componentes de la OTAN y sus amigos, de un lado, y los del Pacto de Varsovia, o sea, los del bloque filo-soviético, de otro, tenía que ver con la también así llamada Öst-Politik de Willy Brandt, por aquel tiempo creo que Canciller de la República Federal de Alemania; o si no, Alcalde de Berlín.
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