MUJERES, LUGARES, FECHAS… VII
Publicado 2016-07-26
América –Asia
Machiko Fukae (Amsterdam - Anchorage - Tokyo): diciembre 1985
En Israel había comenzado yo el año de 1985, consumiendo allí su primer día y medio. Luego, ya en verano, dedicaría mi quinto y por ahora último viaje a Finlandia, que supuso la crisis definitiva con Tuula: nuestro reencuentro; nuestra consumación, y, por lo que a mí respecta, mi regreso a ese estado de independencia, previo a todo, que supone el limbo del extrañamiento. Por otra parte, el trimestre académico inicial del curso universitario 1985-1986 en Granada, tan inoportuna como inocentemente mi alma había orquestado una red – más lúdica que otra cosa – de incumbencia emocional con una amiguilla. Dado que el tema, objetivamente considerado, no merecía mayor concernimiento, pensé que, independientemente de los fines que me propusiera con este viaje, también y de paso lo aplicaría al desenganche de la dicha adherencia sentimental que, por infundada, devenía intempestiva.
Lo interesante, lo sugestivo de ciertos países es que, si una vez allí, en el camino de vuelta a casa se pueden articular magnificas excusas para detenerse en un buen número de puntos que justifiquen ese gran desplazamiento inicial. Lo mejor en estos casos es servirse de una bola del mundo, subrayo, bola del mundo, más que mapa del mundo. La distancia entre puntos de una esfera no es trasladable más que muy aproximadamente, y efectuados los pertinentes ajustes, a la superficie, satinada o no, de una página de mapa o carta geográfica. El ejemplo clásico y plástico que se nos ponía en el colegio para calibrar la imposibilidad de una proyección perfecta de la tierra sobre un plano, era el de pelar una naranja e intentar hacer posible que la cáscara quedase acoplada lisa y llanamente, nunca mejor dicho, sobre una superficie horizontal, sin arrugas ni ondulaciones; sin gibas. Pues así de pedagógico entiendo yo que es lo de calcular distancias y viales sobre un globo terráqueo.
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